jueves, 6 de febrero de 2014

Capítulo 21


Capítulo 21

M: Lo siento (dijo Marcos).

Iban de camino a la oficina.  Victoria no sabía cómo aceptar la disculpa de Marcos.

V: Olvídalo.
M: Lo que pasa es que me ha fastidiado verlo en acción, tocándote y dirigiéndote todos esos elogios y...
V: Marcos, por favor, olvídalo ya.

Marcos extendió una mano y tomó la mano de Victoria.

M: Victoria, no he tratado de competir con Barrios por ti (dijo, tratando de justificarse).  Tengo la suficiente confianza en ti como para saber que las tretas de él no te impresionan.  No sé... (Suspiró, recordando el súbito malestar de la joven cuando estaban en el restaurante).  No es que dude de tu capacidad para cuidar de ti misma.  Pero he podido darme cuenta de que hoy no te sentías muy bien.  De repente me pareciste tan…, tan frágil, te pusiste muy pálida y... quise protegerte.  Lo siento.
V: Por favor, deja de decir que lo sientes.

Marcos le apretó la mano, luego se la soltó para cambiar de marcha.

M: Quizás te haya sentado mal el vino (sugirió Marcos).  Ni siquiera probaste tu ensalada.

Victoria asintió.

De todas formas, aquel malestar no era nuevo para ella.  La aquejaba desde hacía varios días y se le había retrasado el período.

Pero no podía decirle nada a Marcos, todavía no.  No hasta que estuviera segura.  Ya había visitado a su médico y le había aconsejado que esperara algunos días.

Hay muchas cosas que pueden retrasar el periodo (le había dicho el Doctor).  Un cambio en la dieta, un cambio en la rutina diaria... y si me permite incurrir en el terreno personal, un cambio en la vida sexual.

M: ¿Crees que estás enferma? (preguntó Marcos).  

Estaban detenidos ante un semáforo y él se volvió a observarla.

Sus ojos reflejaban su preocupación mientras observaba sus mejillas pálidas y sus ojos sin brillo.

M: Quizás debas ir al médico.
V: Lo haré (prometió ella).

Poco antes de las cinco, Marcos la llamó a su despacho.

M: ¿Dónde iremos esta noche, Victoria, a tu casa o la mía?  Si vamos a la mía te prometo una deliciosa sopa de lata para cenar,
V: Lo siento, Marcos (dijo ella con voz suave).  Pero creo que esta noche prefiero estar sola.  Quiero acostarme temprano.

Se produjo un breve silencio al otro lado de la línea.
M: ¿Estás enfadada conmigo? (había ansiedad en la voz de Marcos).
V: No, Marcos.  Lo que pasa es que me siento un poco mal y... necesito un poco de tiempo para recobrar mis energías.
M: Está bien. ¿Puedo llamarte más tarde a tu casa para ver cómo sigues? (había casi humildad en la petición).
V: Sí.
M: Nos vemos mañana, entonces.

Victoria se acostó temprano, pero tardó en dormirse.  Su médico le había dicho que le haría la prueba del embarazo al día siguiente por la mañana.  Sentía náuseas y estaba cansada. Pero, extrañamente, no le asustaba la idea de estar embarazada.

Victoria trataba de imaginar lo que sería su vida con un bebé llorón y exigente.  Eso no era tan difícil de imaginar cómo su vida sin su carrera, sin su escritorio, sin su teléfono, su sueldo y sus comidas de negocios.

Suponiendo que la prueba resultara positiva al día siguiente, Victoria debería aceptar el hecho de que tendría que cambiar su esquema de vida.  No iba a ser ascendida a asesora de mayor rango mientras estuviera embarazada.  Al recordar la experiencia de Rhonda Culpeper, supuso que le darían un permiso por maternidad de seis semanas después de lo cual decidiría si regresaba a P&D o se despedía.

Seis semanas.  No era mucho tiempo para decidir el curso de una vida profesional.
Aunque esa decisión no sería de ella sola.  Marcos tenía derecho a intervenir... si quería.  Si no le conociera bien, habría pensado que era el tipo de hombre a quien le importaría muy poco el hecho de ser padre de un hijo ilegitimo.  Pero ahora., no necesitaba que Ellen le dijera que Marcos era un hombre decente y considerado.  Ya lo había averiguado ella misma.

«¿Y si me pide que me case con él?»

Dio varios golpes a la almohada y volvió a acomodar su cabeza en ella.

¿Si le pidiera que se casaran?  Una cosa era cierta, ella nunca se casaría con un hombre que no la amara.  Marcos la amaba sin duda, a su manera, tal como había amado a Ellen Glasso, a la mujer que le había regalado la cafetera y quién sabe a cuántas más.

Pero Victoria dudaba que la amara tanto como ella le amaba a él.  Dudaba que la amara más cuando oliera a talco para bebé, cuando su pelo estuviera en desorden, cuando estuviera desaliñada, como estaría la mayor parte del tiempo cuando naciera el bebé.  No sabía si Marcos era capaz de sentir ese tipo de amor.  El amor conyugal, de pareja y dispuesto a formar una familia junto a ella y al hijo de ambos.

Y si se casaba con ella sólo porque se sentía obligado… pues bien, esa sería una base muy débil para construir una vida en común.

Pero ya pensaría en el matrimonio cuando llegara el momento, decidió.  Ahora tenía que hacer frente a la cuestión del bebé.  Si la prueba resultaba positiva ella ya nunca estaría sola, ya no se sentiría aislada.  Fuera cual fuese la decisión de Marcos, ella tendría siempre a su lado a un pedazo de su propia carne y ya nunca estaría sola.

Con aquel pensamiento tranquilizador, se quedó dormida con una amplia sonrisa en los labios.

Marcos la llamó a su despacho a la mañana siguiente.  Ella había llegado tarde a la compañía pues se había pasado por la consulta del médico para hacerse la prueba.

M: ¿Cómo te sientes? (preguntó Marcos preocupado por Victoria).
V: Bien (respondió ella).  He dormido muy bien.
M: Yo no (reveló él).  Te he echado de menos.

Victoria sonrió.  Sí, Marcos debía amarla a su manera.  Se preguntó si seguiría inclinado a expresarle frases románticas cuando supiera que estaba embarazada y la posibilidad de que no fuera así disminuyó un poco su ánimo.

M: ¿Puedo verte esta noche? (preguntó él ansioso de volverla a estar con ella).
V: Sí.  Está bien en mi casa.
M: Bien.  Iré inmediatamente después del trabajo.  Uno de estos días mandaré al cuerno la discreción para no esperar hasta que den las cinco y media para ponerte las manos encima.  No digas que no te lo he advertido (dicho esto, colgó).

Su médico la llamó esa tarde para informarle los resultados de su prueba de embarazo.

Continuará….


4 comentarios:

  1. Te parce bien dejarnos así??? jajajja qué buena historia!!! Gracias!!!

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  2. Esta de más decir que espero el próximo capitulo con ansias. Besos Maribel

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