Capítulo
21
M: Lo siento (dijo
Marcos).
Iban de camino a
la oficina. Victoria no sabía cómo
aceptar la disculpa de Marcos.
V: Olvídalo.
M: Lo que pasa
es que me ha fastidiado verlo en acción, tocándote y dirigiéndote todos esos
elogios y...
V: Marcos, por
favor, olvídalo ya.
Marcos extendió
una mano y tomó la mano de Victoria.
M: Victoria, no he tratado
de competir con Barrios por ti (dijo, tratando de justificarse). Tengo la suficiente confianza en ti como para
saber que las tretas de él no te impresionan. No sé... (Suspiró, recordando el súbito
malestar de la joven cuando estaban en el restaurante). No es que dude de tu capacidad para cuidar de
ti misma. Pero he podido darme cuenta de
que hoy no te sentías muy bien. De
repente me pareciste tan…, tan frágil, te pusiste muy pálida y... quise
protegerte. Lo siento.
V: Por favor,
deja de decir que lo sientes.
Marcos le apretó
la mano, luego se la soltó para cambiar de marcha.
M: Quizás te
haya sentado mal el vino (sugirió Marcos). Ni siquiera probaste tu ensalada.
Victoria
asintió.
De todas formas,
aquel malestar no era nuevo para ella. La
aquejaba desde hacía varios días y se le había retrasado el período.
Pero no podía
decirle nada a Marcos, todavía no. No
hasta que estuviera segura. Ya había
visitado a su médico y le había aconsejado que esperara algunos días.
Hay muchas cosas
que pueden retrasar el periodo (le había dicho el Doctor). Un cambio en la dieta, un cambio en la rutina
diaria... y si me permite incurrir en el terreno personal, un cambio en la vida
sexual.
M: ¿Crees que
estás enferma? (preguntó Marcos).
Estaban detenidos ante un semáforo y él se volvió a observarla.
Estaban detenidos ante un semáforo y él se volvió a observarla.
Sus ojos
reflejaban su preocupación mientras observaba sus mejillas pálidas y sus ojos
sin brillo.
M: Quizás debas
ir al médico.
V: Lo haré (prometió
ella).
Poco antes de
las cinco, Marcos la llamó a su despacho.
M: ¿Dónde iremos
esta noche, Victoria, a tu casa o la mía? Si vamos a la mía te prometo una deliciosa
sopa de lata para cenar,
V: Lo siento,
Marcos (dijo ella con voz suave). Pero
creo que esta noche prefiero estar sola. Quiero acostarme temprano.
Se produjo un
breve silencio al otro lado de la línea.
M: ¿Estás
enfadada conmigo? (había ansiedad en la voz de Marcos).
V: No, Marcos. Lo que pasa es que me siento un poco mal y...
necesito un poco de tiempo para recobrar mis energías.
M: Está bien.
¿Puedo llamarte más tarde a tu casa para ver cómo sigues? (había casi humildad
en la petición).
V: Sí.
M: Nos vemos
mañana, entonces.
Victoria se
acostó temprano, pero tardó en dormirse. Su médico le había dicho que le haría la
prueba del embarazo al día siguiente por la mañana. Sentía náuseas y estaba cansada. Pero, extrañamente,
no le asustaba la idea de estar embarazada.
Victoria trataba
de imaginar lo que sería su vida con un bebé llorón y exigente. Eso no era tan difícil de imaginar cómo su
vida sin su carrera, sin su escritorio, sin su teléfono, su sueldo y sus comidas
de negocios.
Suponiendo que
la prueba resultara positiva al día siguiente, Victoria debería aceptar el
hecho de que tendría que cambiar su esquema de vida. No iba a ser ascendida a asesora de mayor
rango mientras estuviera embarazada. Al
recordar la experiencia de Rhonda Culpeper, supuso que le darían un permiso por
maternidad de seis semanas después de lo cual decidiría si regresaba a P&D
o se despedía.
Seis semanas. No era mucho tiempo para decidir el curso de
una vida profesional.
Aunque esa decisión
no sería de ella sola. Marcos tenía
derecho a intervenir... si quería. Si no
le conociera bien, habría pensado que era el tipo de hombre a quien le
importaría muy poco el hecho de ser padre de un hijo ilegitimo. Pero ahora., no necesitaba que Ellen le dijera
que Marcos era un hombre decente y considerado. Ya lo había averiguado ella misma.
«¿Y si me pide
que me case con él?»
Dio varios
golpes a la almohada y volvió a acomodar su cabeza en ella.
¿Si le pidiera
que se casaran? Una cosa era cierta,
ella nunca se casaría con un hombre que no la amara. Marcos la amaba sin duda, a su manera, tal
como había amado a Ellen Glasso, a la mujer que le había regalado la cafetera y
quién sabe a cuántas más.
Pero Victoria
dudaba que la amara tanto como ella le amaba a él. Dudaba que la amara más cuando oliera a talco
para bebé, cuando su pelo estuviera en desorden, cuando estuviera desaliñada,
como estaría la mayor parte del tiempo cuando naciera el bebé. No sabía si Marcos era capaz de sentir ese
tipo de amor. El amor conyugal, de
pareja y dispuesto a formar una familia junto a ella y al hijo de ambos.
Y si se casaba
con ella sólo porque se sentía obligado… pues bien, esa sería una base muy débil
para construir una vida en común.
Pero ya pensaría
en el matrimonio cuando llegara el momento, decidió. Ahora tenía que hacer frente a la cuestión del
bebé. Si la prueba resultaba positiva
ella ya nunca estaría sola, ya no se sentiría aislada. Fuera cual fuese la decisión de Marcos, ella
tendría siempre a su lado a un pedazo de su propia carne y ya nunca estaría
sola.
Con aquel
pensamiento tranquilizador, se quedó dormida con una amplia sonrisa en los
labios.
Marcos la llamó
a su despacho a la mañana siguiente. Ella
había llegado tarde a la compañía pues se había pasado por la consulta del
médico para hacerse la prueba.
M: ¿Cómo te
sientes? (preguntó Marcos preocupado por Victoria).
V: Bien (respondió
ella). He dormido muy bien.
M: Yo no (reveló
él). Te he echado de menos.
Victoria sonrió.
Sí, Marcos debía amarla a su manera. Se preguntó si seguiría inclinado a expresarle
frases románticas cuando supiera que estaba embarazada y la posibilidad de que
no fuera así disminuyó un poco su ánimo.
M: ¿Puedo verte
esta noche? (preguntó él ansioso de volverla a estar con ella).
V: Sí. Está bien en mi casa.
M: Bien. Iré inmediatamente después del trabajo. Uno de estos días mandaré al cuerno la
discreción para no esperar hasta que den las cinco y media para ponerte las
manos encima. No digas que no te lo he advertido
(dicho esto, colgó).
Su médico la
llamó esa tarde para informarle los resultados de su prueba de embarazo.
Continuará….
Te parce bien dejarnos así??? jajajja qué buena historia!!! Gracias!!!
ResponderEliminarYa publique el capitulo 22
EliminarEsta de más decir que espero el próximo capitulo con ansias. Besos Maribel
ResponderEliminarYa publique el capitulo 22
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