sábado, 8 de febrero de 2014

Capítulo 24


Capítulo 24

La luz de exterior penetraba a través de las cortinas del cuarto de Victoria.  El primero en despertar fue Marcos y aprovechando que Victoria aún seguía dormida, se levantó sigilosamente y se dirigió a la cocina para prepararle un desayuno completo a su futura esposa.

Marcos regresaba al cuarto con desayuno para ambos.  Marcos había preparado tostadas con Nutella, frutas, jugos y café en una bandeja.  Al entrar a la habitación colocó la bandeja sobre la mesita de noche.  Se acercó a la cama y contempló a Victoria dormir profundamente y comprendió que la felicidad de su vida iba depender por siempre de esa mujer dormía profundamente.  Esa mujer que dentro de nueves meses lo convertiría en padre.  

Lentamente se acercó a Victoria y la besó tiernamente en sus labios.  Victoria abrió sus ojos y al percatarse que era Marcos extendió un brazo hacia la nuca de él y lo atrajo hacia ella besándolo apasionadamente.  Marcos respondió y entre besos se dieron los buenos días.

M: Buenos Días, mi amor.  Que rico beso.
V: Buenos Días, me encanta despertarme con un beso tuyo.
M: Les preparé a ambos un delicioso desayuno.
V: Um, se ve delicioso.  Estoy segura que nos encantará (Victoria se toca suavemente su barriga y sonríe a Marcos, él extiende su mano hacia la de Victoria en señal de felicidad).  Marcos?
M: Que pasa?  Porque de pronto veo tanta seriedad en tu mirada.
V: Anoche no hablamos, pero debemos de ponernos de acuerdo en varios aspectos.
M: Mi amor, se que tenemos que ponernos de acuerdo en que va pasar con nosotros, es decir con nuestra situación en la empresa, donde vamos a vivir, cuando nos vamos a casar, o que nombre ponerle a nuestro hijito o hijita.
V: Marcos, primero lo primero.  Debemos decidir qué vamos decir o como debemos comportarnos en la empresa.
M: No existe alguna norma o reglamento que prohíban las relaciones entre empleados.  Yo no quiero que nuestra relación sea una a escondida.  Además, quiero que todos y en especial todas las mujeres de la empresa se enteren que el Don Juan Tenorio tiene dueña y esa dueña eres tú. (Ambos se besan).
V: Si, ya me perteneces, como yo, más bien, nosotros te pertenecemos a ti.
M: Si.  Con relación a como nos comportaremos en la empresa, al ser pública nuestra relación, no tenemos que esconder nuestros sentimientos frente a ellos.  De ese modo las cacatúas se convencerán que lo nuestro es completamente real.  Punto uno aclarado.  Donde vamos a vivir.
V: Actualmente mi apartamento es mucho más chico que el tuyo.
M: Mi amor, no te preocupes.  Ya está decidido, como te dije anoche, voy a vender mi apartamento y compramos una casa más grande.  Quiero que nuestro hijito o hijita tenga un espacio donde pueda jugar libremente.  Colocar unos columpios con un tobogán, un asador y hasta una piscina en el jardín.  También podemos instalar una oficina para ambos, donde podríamos trabajar cuando no estemos en la empresa.  Mientras tanto, vivimos acá en los que tramitamos la compraventa de los mismos.  Que piensas del segundo punto.
V: Para serte franca siempre soñé con tener una casita que tuviera un amplio jardín en una montaña y de ese modo respirar el aire puro y fresco de la naturaleza.
M: Creo saber dónde podemos…
V: ¿Donde?
M: No sé, no sé, es una sorpresa.
V: Y no me vas adelantar algo (Victoria se acerca para hacerle mimos y así convencer a Marcos para que le adelante algo).
M: Victoria, Victoria, ah, ah por favor para, para que no respondo.
V: eso es lo que quiero que me digas cual es la sorpresa.
M: Si te digo, no va ser sorpresa.  Mejor pasamos al próximo punto, sí.
V: Esta bien si no me vas a decir, tampoco nos vamos a poner de acuerdo en cuando nos vamos a casar.
M: Victoria Fernández, me estás sobornando.  (Acercándola a él, comienza un recorrido de besos desde el cuello hasta el nacimiento de los senos de Victoria.  De ese modo Victoria se extasió y se fue en un vaivén de emociones).  Porque quiero recordarle que desde anoche usted me hizo la promesa que se iba a casar conmigo.  Oka.
V: Oka
M: Ay qué lindo mamadera.

Marcos al ver que sus caricias los iban conduciendo a un lugar donde solo ellos sabían, colocó la bandeja nuevamente sobre la mesita de noche y se recostó en la cama junto a Victoria para continuar con el avance romántico hacia ella. 

M: Victoria de algo estoy seguro, que me quiero casar por la iglesia y por lo civil.  (Ambos continuaban con sus caricias de parte y parte).

V: Yo también.  Y cuando vamos a sacar cita en el Registro Civil.
M: Que te parece dentro de par de horas.  Porque esto que comenzamos no lo podemos dejar incompleto.  ¿Qué te parece?
V: De eso no quepa la menor duda.

Ya ambos comenzaron a besarse con toda la fuerza del amor y de las emociones que los embarga.  En aquel momento nada importaba excepto la fiera pasión que ardía entre ellos.  Victoria le devolvió beso por beso, caricia por caricia.  Sus manos sintieron la calidez de la piel desnuda de él al rozarle su ancha y tonificada espalda.

La boca de Marcos era cálida contra la nuca de Victoria, sus dientes le mordisquearon el lóbulo de la oreja y besaron después el cuello, quitándole lentamente la bata y así dejarla solo en braguitas.  Marcos volvió a inclinarse sobre ella besándole la boca.

Victoria gimió de placer al sentir la mano de Marcos abrazar su pecho.  Tenía el pezón hinchado y tenso, Marcos no dejaba de saborear su boca.  Victoria deseaba a aquel hombre, lo deseaba con ardor, con pasión pero sobre todo con un verdadero amor. Todo en él le gustaba, le encantaba.

Victoria se arqueó instintivamente la espalda cuando él besó primero un pecho y luego el otro.  Su lengua lamió los pezones suavemente, produciendo en ella un placer incontrolable que la poseyó por entero mientras él bajaba una mano por el estómago hasta el borde de las braguitas.  Marcos deslizó a través de las piernas de Victoria la última barrera que intervenía el disfrute total entre ambos.

Victoria enredó convulsivamente los dedos en los cabellos negros de Marcos reteniéndolo a su lado, deseando que no parara, deseando que aquel placer no acabara nunca.  Y comenzó a sentir un calor ardiente en lo más profundo de su ser, un fuego que invadía todo su cuerpo ante sensaciones desconocidas para ella hasta ese momento, un fuego que la hacía caer, caer, caer... por un precipicio sin retorno.

M: Tranquila, Mi amor (dijo de pronto Marcos estrechándola con fuerza contra su cuerpo tenso).   A nuestro hijo o hija no le pasará nada, al contrario siempre se sentirá orgulloso(a) del amor de sus padres (Marcos le dice a Victoria al sentir los espasmos que convulsionaban todo el cuerpo de ella).
V: Mi amor no te detengas, por favor, estoy bien, estamos bien.

Ambos continuaron hasta llegar al fin del mundo.  

Una vez culminaron el acto de amor, ambos balancearon sus respiraciones y decidieron que tomar una corta siesta es lo mejor para recobrar las energías utilizadas.  Pero antes Victoria le dijo a Marcos.

V: Marcos con respecto al ultimo punto, todavía faltan varios meses para ponernos de acuerdo.  (A la vez que se recuesta sobre el pecho de Marcos cerrando sus ojos).

M: Oka (cerrando también sus ojos).



Continuará ….

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